¿Quien
conduce un Aston Martin, bebe champagne Bollinger, y luce un Omega SeaMaster en
la muñeca? Efectivamente, Bond, James Bond, alias 007.
Pionero
adalid del product placement – nada sutil por cierto, antes bien de un
explícito que roza la obscenidad – y en el ultimo caso, Casino Royale, bastante
polémico: Se estimó en torno a los 100 millones de euros el importe que los productores gestionaron,
para que Smirnoff vuelva a ser el Vodka de sus Martinis, Heineken la cerveza, o
Virgen Atlantic la línea aérea cool en detrimento de la clásica British Airways.
Pero, por algo el roadster descapotable BMW Z3, fue conocido y comercializado
como “el coche de James Bond” tras aparecer en Goldeneye en 1995 y en
los siguientes 3 títulos el espía británico solo conducía coches alemanes.
Los
más frikis del personaje –sin entrar en el conspicuo debate de si el
mejor avatar del agente es el carismático Sean Connery original, el efímero
George Lazenby, el acartonado Roger Moore, el inexpresivo Timothy Dalton, el emasculado Pierce Brosnan o el musculado Daniel Craig – son capaces de
jugar on-line en www.funtrivia.com o en Facebook a adivinar qué marcas han
aparecido en cada escena una de las 25
películas –desde 1962 hasta la fecha, contando 3 no oficiales-, Y hace falta
ser muy observador para identificar en cual de ellas aparece un logo de Guy
Laroche en una bolsa, o que los esquies que usa son marca Olin.
Un cocktail de marcas … agitadas, no revueltas por favor.
Además
de ser trampolín de las curvilíneas
starlettes –para siempre etiquetadas como chicas Bond – Ursula Andres, Britt
Eckland, Hailey Berry, Barbara Bach, Kim
Bassinger, Michelle Yeoh… - cada entrega de la saga se emplea a fondo en promocionar
tanto los más innovadores gadgets,
más o menos customizados en los laboratorios por el entrañable Q, como los destinos turísticos - Río de Janeiro,
Bangkok, Hong Kong, San Francisco…- y
los deportes de aventura que son tendencia en cada momento: el submarinismo,
parapente, snowboard, ala delta, o el kitesurf aparecen como el medio de escape
de la situación de máximo riesgo, justo cuando están a punto de ponerse de moda
. Cada película de 007 rejuvenece la marca y la reconfirma como una potente
maquina generadora de taquilla, merchandising, libros, videos, bandas sonoras,
y, en la ultima década juegos para todo tipo de consolas.
¿ Y si 007 fuera una
marca ? Con unos intangibles inequívocamente viriles, asociados a lujo, seducción, elegante
sofisticación, riesgo, un savoir faire políticamente
incorrecto, sería una marca exclusiva “Solo
para tus ojos”, exótica “desde
Rusia con amor”, diferencial “al servicio de su majestad” ; Por
supuesto sería una marca global – el “Mundo nunca es suficiente”- . Con una gama de productos tan sonoros como Octopussy
, Moonraker, o Goldeneye..y será con certeza una enseña duradera, ya lleva
medio siglo –aunque realmente son “los diamantes los que son para la
eternidad” (¿de ahí nació un claim para el día de la madre?) .
¿Una
franquicia o una experiencia de marca irrepetible? … quizás:, pero, ya se sabe,
en esto del branding “nunca digas nunca jamás” : ¿Que no le seduce al product manager? no
problem, Dr.No. Al final
los malos nunca ganan y su plan de dominación mundial se hunde estrepitosamente,
contra una marca que “vive y deja morir”. Una marca 100% Brand, James
Brand.
Con
semejante posicionamiento, y “sexapilosa”
adherencia podría venderle de todo hasta “a la espía que me amó”! . Todo
un “panorama para marcar”.
¿Fue el padre de la criatura, Ian Flemming un visionario Cool hunter cuando
escribió Casino Royale en1957? ; Ya desde las novelas originales, el autor se
recreaba describiendo un James Bond que
bebía ginebra Gordon, Vodka Smirnoff y
Tattinger blanc de Blanc 1943 , conducía un Bentley 1933 continental y llevaba un Rolex Oyster en la muñeca, y que,
50 años después, en la intraducible “Quantum of Solace, Daniel Graig actualiza
y cronometra sus golpes a ritmo de Omega, bebe Coca Cola, usa un Laptop y un
movil smartphone M600 de Sony. Desde luego,
marketero consciente o afortunado
casual, Mr. Flemming, se adelantó a los Seth Godin en la creación de una
auténtica vaca púrpura del entertainment,
un icono que en el fértil abono de la industria cinematográfica se ha
desarrollado hasta convertirse en una saga prolífica como ninguna otra, en un
género en si mismo, y una plataforma imbatible con su “licencia para
marcar”
Los
cotilleos de Hollywood apuntan a que en
junio empezará el rodaje de la próxima, que veremos en 2011 ¿apostamos sobre
que brands se están disputando el –nada- inocente derecho de ser una marca de
película?
(Artículo publicado en el num. 4 de la revista Yorokobu , en febrero 2010)
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